Perales de Tajuña
Perales de Tajuña es un lugar encaramado en una ladera sobre el milenario rio Tagonius. Un caserío que a veces se arracima y a veces se desparrama sobre el risco. En una marga yesifera, entre las alcarrias, donde hasta hace bien poco la gente habitaba en cavernas. Desde el Paleolítico Superior. O quien sabe.
Todavía quedan bastantes casas-cueva en Perales.
Ayer saboreamos su olor. Y el del esparto. Y el de la cal. Este desierto del anacoreta que tanto nos gusta.
Este es un pueblo que resiste. Resistió a Anibal y sus elefantes, estando los carpetanos, el pueblo de los escarpes, guarecido en estas madrigueras. Resistió a los obuses de la batalla del Jarama, escondidos en este inframundo de galerías subterráneas que recorre el pueblo. Que comunica por debajo, casa por casa, la historia de este sitio. Aunque muchos se empeñen en tapiarla.
Ayer tocó Perales. Día de San Blas, día grande del patrón.
Tocó Perales, porque en Perales vive gente que resiste. Seres humanos que todavía sueñan. Y festejan la vida.
Que contagian al visitante con su sinceridad.
Comimos sardinas. Y bebimos vino.
Dani contó cuentos junto a la lumbre baja de la casa-cueva.
Isma recibió con sorpresa el que aquí todo el mundo adora a su tío. «El de la Biblioteca de Morata». Que tiene club de fans y todo, en la comarca de las Vegas del Tajuña.
Comimos sardinas y bebimos vino. Si.
Y dimos un concierto de raza. De caer rendido de gusto. Multiorgásmico. De la risa al llanto. De la emoción al baile lujurioso.
Gracias, Perales. Viva la Revolución.
Perales de Tajuña es un lugar encaramado en una ladera sobre el milenario rio Tagonius. Un caserío que a veces se…
Publicado por Ursaria en Domingo, 4 de febrero de 2018