Carabanchel de Abajo

Hay en Carabanchel de Abajo una gente que se hace llamar así misma «La Higuera y el Almendro». Por aquello de que crecieron junto al descampado, bajo la sombra de estos dos solitarios árboles.
Almas combativas. Lucha vecinal. Revolución carabanchelera.
De botellín en ristre y suelo lleno de cabezas de gamba. De poesía infinita y contundente. Arrabalera.
Hoy tocó Carabanchel de Abajo. Opañel city. Y todos los bares donde se celebra el domingo de Carnaval con catorce rondas de patatas bravas. Y otras tantas de boquerones fritos.
Hoy tocó Carabanchel de Abajo. Los Reales Carabancheles. Y la gente maja y valiente que reivindica el esperpento valleinclanesco.
Tocó invocar al espíritu de Don Ramón María, para que viniera a dar un puñetazo encima de la mesa del bar, para decir que ya está bien. Que los madrileños nos estamos aflojando. Y eso no se puede consentir. Que hay que gritar que viva el casticismo y la intrahistoria de barrio.
El madrileñismo metafísico, encerrado en una pelotilla hecha con una servilleta de papel.
Tres seguidillas, dos jotas, un canto de lavanderas del Manzanares,y «tocaros otra, que esta ronda la paga la casa».
Y así un bar tras otro, hasta atravesar el espejo deformante.
Porque el alterne conlleva su propia iniciación.

Te queremos, Carabanchel. Nos vemos muy pronto.

Hay en Carabanchel de Abajo una gente que se hace llamar así misma "La Higuera y el Almendro". Por aquello de que…

Publicado por Ursaria en Domingo, 11 de febrero de 2018